2.12.07

De despedidas y cosas que no son verdad...

Las despedidas duelen porque sabes que no hay seguridad de volverse a mirar a los ojos alguna vez, duelen más cuando sabes que la persona que se va es especial y que ha encontrado a su mitad perfecta. El amor es una cosa en la cual todos te dicen que debes creer y tratan de arrastrarte a ser creyente, y yo me lo creí; y nunca logré ponerme a pensar que estar sin amor sería una cosa tan difícil de sobrellevar. Y miro mi propio rostro con las lágrimas que hacen su mojado surco y solamente me deja la sensación de liberar la garganta para que llore más y grite y termine de humedecer mi maltrazada barba, quisiera secar pero no puedo; esto es mucho más fuerte que yo. La tarde comienza a caer sobre mi ser y sé que la noche llegará y no estaré más con mi mitad perfecta. Y al irse mi miad perfecta, las ilusiones juntos, los desvelos compartidos y los planes sobre creaciones nuevas se borrarán al igual que mis ojos. El egoísmo de la felicidad es mutuo, yo quisiera tener la mía y mi mitad perfecta la suya, hasta este momento hemos sido incapaces de compartirla realmente, y el futuro de nuestros hijos que aún no existen ha quedado en entredicho. Quizás esto funcione después, quizás jamás; el problema será la sincronía y la libertad de la que gocemos al momento de sincronizarnos. Solamente queda esperar.

Y los días pasan y sigo creyendo en el amor, pero mi creencia me está matando porque simplemente no regresas y porque a pesar de escribir lo más claro que puedo, no entenderás cuánto ahelo que vengas a mí de nuevo y que te quedes conmigo. Y suena el teléfono y corro porque creo que serás tú, y vibra el móvil y ruego porque sea tu nombre el que aparezca en la pantalla. Quiero seguir creyendo en el amor y en tí, pero no regresas y ahora comienzo a pensar que definitivamente no lo harás. Solamente quisiera ver que regresaras, con eso evitarías todo mi mal. Las ofensas e insultos nunca fueron verdad, porque cada vez que nos dijimos de todo, siempre teníamos una palabra de amor para borrar el resto de calificativos; si el amor nunca hubiera sido verdad, jamás hubiéramos estado tan unidos. Y lo más doloroso de todo esto es que aún sigo amándote con todo mi ser, a pesar de saber que no regresarás.

Uno nunca sabe...