18.2.05

Tarde.

Tarde hoy, tarde ayer, tarde que será mañana. Nunca habrás de volver, es una pregunta que no haré porque queda de más formularla. La vaciedad de tus palabras me deja cargando ramilletes pesados de inconclusas verdades que reposarán a medias en el medio vacío mar de mi comprensión.

Una simple corazonada de lo que posiblemente sucederá, una simple corazonada que aún no he hallado si revela la verdad. Prejuicios que no llegarán lejos y que atarán mis manos a mi espalda y obligarán a una trágica caída en una penumbra eterna que me envolverá por completo.

Llegará la hora en que mires de frente lo sucedido y te arrepentirás por lo dicho, sufrirás más la vida que la muerte y desearás que el ardor termine, creerás firmemente que así se siente el morir; sin embargo el sufrimiento no pasará, solamente se hará más agudo cada vez. Todo estará fuera de comprensión.

Cuando esa hora llegue, me habré ido, justamente como una llama se extingue al recibir el rocío matutino; y tu no estarás a mi lado para acallar el llanto ni los alaridos que cobrarán vida en tu mente como fantasmas olvidados por el tiempo y que han sido revividos para causar tu ansiedad. Y aún no estarás aquí.

Porque días pasaron, semanas vinieron y terminaron por ser años en los que nunca apareció una señal, años en los que mi mar se vació y dejo solamente arena seca tras de sí. Fue todo esto la tremenda pregunta de ¿en qué fallé? Nunca habrá respuesta, pero sí una reacción: Desapariciones seguidas de desgracia.

Uno nunca sabe...

1 Comments:

At 11:13 p.m., febrero 23, 2005, Anonymous Anónimo said...

as usual, you take my breath away with your words, I really miss ya Ru.
CarLa

 

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