16.1.05

Te amo.

Simplemente es lo que se pudo decir, una frase que implica algo tan extrañamente complicado pero que todos hacemos a diario, a veces sin darnos cuenta : Amamos nuestros trabajos, amamos nuestra casa, amamos nuestra ropa y nuestros zapatos, amamos a otras personas que están con nosotros, a veces rocuramos hacérselos saber y otras ni siquiera nos preocupamos por demostrarlo.

Entonces volvamos a la escena: Frío latigueando por todos lados, automóviles que iban y venían y personas que pasaban, algunas platicando, otras solas y otras más ofreciendo productos. No había un diálogo sostenido, ya que no tenía mucho que decir; sé que todo fue mi error y no hay remedio para eso, no podía decir nada porque mientras más hablaba, más me ignorabas. Mientras más era mi ansiedad por aclarar lo sucedido, más me pisoteabas y me dejabas aislado de toda comunicación: decidí que era mejor guardar silencio.

La noche seguía su curso, y cada vez más regaños y cada vez más ofensas y cada vez más me hundías en un absimo que no sabía si lo había cavado yo mismo o si tú lo tenías preparado para mí. Nada había por hacer, el tiempo pasaba lento debido a la agonía que vivíamos en ese momento. Al parecer la hora en que terminaría todo estaba próxima a llegar.

Y repentinamente, surgió un chispazo dentro de las pupilas que tenía enfrente, una luz que me guiaba hacia el camino correcto del mismo modo en que la luz nocturna de un faro llevaría a un barco perdido entre la negra espuma y chirriantes vientos hasta la seguridad del muelle. Era la luminosidad que anunciaba que algo bueno saldría de entre esos labios. Traté de adelantarme a la magia de ese instante: TE AMO, eso fue lo que dije. Pero mi mente me había engañado una vez más, porque esa chispa había solamente sido un vago reflejo producido por la luz de un auto. Esta vez no había más; siempre es y será bueno saber que hay cosas que un sencillo y simple "Te Amo" no logrará resolver, ni siquiera ablandar o, de algún modo, modificar los sucesos hacia un rumbo positivo.

Uno nunca sabe...