15.5.06

Esperando.

¿Por qué se trata de esperar? Sentirse arrastrado por algo, o alguien, que no conoces es una sensación a la que me estoy acostumbrando, y cuando trato de ubicarme en lo que estoy, siempre pierdo el piso y despierto, sudando, con la mitad de la ropa que tenía. No sé si me venció cuando iba a dormir, o me levantó antes de despertarme e intentó desnudarme. Y debo seguir esperando a darme cuenta de lo que sucede, hasta que noto que ya estoy llorando, otra vez. Y las lágrimas que salieron antes ya humedecieron mi camisa desde el cuello y hasta la botonadura, cuando busco con qué secarme y una playera para cambiarme, no puedo hallarles, y tengo que esperar.

Y otra vez a estar solo en el mundo, porque no importa que vaya a la ciudad, no importa que salga al callejón, no importa que me vista bien o mal, simplemente no encuentro lo que buscaba. Y cuando pienso que necesito afecto, cuando me veo mendigando amor y aprecio, un saludo o que alguien se acuerde de mí, solamente llegaré a la conclusión de esto, que también es inicio, al mirar mi buzón vacío, el móvil sin sonar y sin llamadas perdidas, mi contestadora con la memoria limpia, y ambos lados de la calle con desconocidos que vagan hacia su hogar o buscando vicios que los distraigan de su ya de por sí viciada y vacía vida, pero otra vez tendré que ser paciente: esperar.

Y cada pedacito que lo que soy se ha ido yendo, con el aire, con el agua, en la tierra y muchos trocitos más en las cosas que toco. ¿Cómo alcanzar la redención con un cuerpo, alma y mente impíos? Quisiera poder salir a buscarla como los demás buscan sus vicios, y no solo quisiera salir a buscarla, quisiera de verdad encontrarla, estar de nuevo vivo y sentir mis pasos, ver mi mirada, oler mi propia vida, no la podrida existencia que siempre piso, huelo y siento. Correr, abrir la bocota, gritar y mover los brazos ¿por qué no volar? y después de todo eso, solamente derrumbarme pesadamente en cualquier rincón, hasta llorar del todo mis ojos, desgastarlos hasta que se me vacíen y llore sangre. Y dejar de esperar, dejar de esperar de una sola vez.

Por ahora ya comienzo a temblequear, me puedo imaginar como perro en periférico, pero armado de valor, de valor para cruzar, y hacer el intento de detener los carros, volar una y otra vez, perder una pata y un pedazo de abdomen, pero no claudicar. Ora ya soy perro muerto... Eso me pasa por no aprender a esperar...

Uno nunca sabe...