23.12.05

Basura.

De nuevo. De nuevo empiezan las cosas y se cierran ciclos. Tengo una maldita tos que no me deja siquiera pensar y tengo una bola de amigos que me hacen sentir bien. ¿Cómo hago para que me interesen otras cosas que no sean música y batería? ¿Qué hago sin escuela ni libros ni fe ni creencias? ¿Qué hago si ya me perdí a mí mismo?

Creo que el retumbar de los parlantes me ha dejado mareado permanentemente, creo que ahora ya no puedo beber alcohol porque podría matarme al primer trago (aunque pensándolo bien sería algo muy bueno). Como diría Eddie Vedder: "It's evolution babe" (de igual manera, no sé por qué en estos días he tomado muchas frases de famosos, pero ahí están) Gracias Gi, neta gracias.

Ahora ya después de ir al cine y ver películas al vapor, creo que puedo criticarlas y decir vulgaridades sobre ellas. Creo que después de vivir (ya casi) 22 años, puedo criticar la vida y decir vulgaridades de ella. Ya puedo decidir si la sigo viviendo o no. Maldita infección de garganta, malditas punzadas en los oídos.

Tal vez ahorita mismo salga a pedir posada, por lo menos que me den algo de comer. Espero poder caminar en el frío con camiseta delgada, pantalón de mezclilla y sin calcetines, y no enfermarme más de lo que ya estoy; lo que sufro de estar con tos es el dolor de oídos, no sufro la enfermedad en sí. Estoy que me lleva el diablo con la escurridera de nariz, preferiría sangrar de los oídos, al menos se harían coágulos.

Justo ahora comienzo a sentir frío de nuevo. Justo ahora me empiezo a sentir vivo de nuevo (me relleva). Escucho el ruido del zaguán que abre y permite el paso a esos individuos desconocidos para mí pero con los que he vivido desde siempre (bueno con ella, con él no). Imagina que me asaltaron y me mataron y resulta que no estoy.

Párrafos pequeños y frases cortadas, no expreso nada en absoluto, escucho los extraños ruidos del sanitario y siento asco. Un pequeño pero gordo par de piernas baja las escaleras. Mi garganta me sigue doliendo. El ruido del ventilador de la computadora ya me parece insoportable y los rechinidos de las vetustas patas de mi silla están perforando mi cráneo como si fueran brocas con carboloy en cemento reblandecido.

Uno nunca sabe...