14.6.04

Apariciones.

Vivimos en el mismo tiempo y no nos conocimos, fuimos tantas veces a los mismos lugares y nunca nos encontramos, viajamos varias veces en la misma dirección, incluso en el mismo transporte y aún así nunca nos vimos las caras. Que coincidencia tan extraña.

Ni tu ni yo aprendimos a bailar, no nos gustaba la música bailable, yo prefería ir a vacacionar a la montaña, mientras tú gustabas de exactamente lo mismo, pasamos noches heladas en el mismo sitio acampando, pero no nos atrevimos a preguntarnos los nombres por simple miedo a la oscuridad y a salir sin lámpara al bosque.

Es tan extraña esta relación que nunca tuvimos, en la que nos amamos locamente y tratamos de salir adelante siempre. Resulta ser lo mejor del mundo, y nunca sucedió, parece ser una especie de reflejo en el agua oscura, débilmente iluminada por la luz de la luna en una noche clara, de esas noches en las que nos encantaba pasear tomados de la mano, sin decirnos una palabra, solamente disfrutando el contacto y dejando fluir el calor de un cuerpo al otro. Que extraño que esto nunca haya pasado.

El tiempo seguía adelante y no podíamos estar juntos más, la avenida estaba como siempre, vacía y sucia, un abrazo lentamente terminado y un ligero roce de labios que indicaba la imposibilidad de llegar más que a un anhelo de contacto. Nunca pasará.

Uno nunca sabe...