18.7.04

Cansancio

 Creo en los demonios de colores que se aparecen en tu ventana cada amanecer, creo en las gotas de lluvia que logran evadir mis gafas para aterrizar en tus ojos, creo firmemente en las luces que deslumbran y te marean para inmediatamente volverte a lo normal. Creo en tí.
 
 Siento firmemente las cosas que hago, y cada vez que te beso y toco, sé que es lo perfecto... lo perfecto. Cada movimiento que haces, está calculado a conciencia y nada amedrenta la forma en que estremeces cada músculo de tu ser.
 
 Miraba fijamente a través del frío cristal, caía nieve ligeramente sucia, consecuencia de vivir en la ciudad, que a la vez provocaba el frío para dar paso a la nieve. Miraba la manera en que aquella gente iba y venía sin cesar, pensaba en tí y la manera en hacerte volver, no sabía de qué manera lo iba a lograr.
 
 Sabía que esto iba a suceder, por eso no lo quería aceptar, sabía que todo iba a terminar, lo sabía y aún así me hiciste entrar, aún así me dejé llevar. Ahora es tiempo de pagar, de sufrir las consecuencias y saberse inerme; inerme en el momento en que las cosas iban supuestamente mejor.
 
 No sé ahora que haré, no sé si llorar, reír, gritar o matarme. No tengo una idea clara de qué hacer ni  dónde ir.
 
 Uno nunca sabe...