21.5.06

Solamente es que quisiera...

Acercar las distancias, muchos amigos se fueron, quizás algunos regresen, pero otros no estarán tan pronto aquí, es casi seguro que algunos jamás. Quisiera encontrarles en la calle y decirles lo mucho que les aprecio. No se puede, porque no se puede y ya.

Y cuantas oportunidades tuviera para llamarles, sin dudarlo lo haría, hablaría hasta que se me durmieran las dos orejas y que me doliera el brazo y los dedos por sostener tanto tiempo el auricular. De verdad lo haría. Pero otra vez, simplemente no se puede y ya.

Ah, y llegar a casa y sentirla vacía, es una sensación que se presta a tantas cosas, pero sigue siendo tan linda. Estar aislado del exterior, pero saber que a nadie le importas quizás no sea tan bueno como parece. Aún así me gusta que a veces no haya nada.

Uno nunca sabe...

15.5.06

Esperando.

¿Por qué se trata de esperar? Sentirse arrastrado por algo, o alguien, que no conoces es una sensación a la que me estoy acostumbrando, y cuando trato de ubicarme en lo que estoy, siempre pierdo el piso y despierto, sudando, con la mitad de la ropa que tenía. No sé si me venció cuando iba a dormir, o me levantó antes de despertarme e intentó desnudarme. Y debo seguir esperando a darme cuenta de lo que sucede, hasta que noto que ya estoy llorando, otra vez. Y las lágrimas que salieron antes ya humedecieron mi camisa desde el cuello y hasta la botonadura, cuando busco con qué secarme y una playera para cambiarme, no puedo hallarles, y tengo que esperar.

Y otra vez a estar solo en el mundo, porque no importa que vaya a la ciudad, no importa que salga al callejón, no importa que me vista bien o mal, simplemente no encuentro lo que buscaba. Y cuando pienso que necesito afecto, cuando me veo mendigando amor y aprecio, un saludo o que alguien se acuerde de mí, solamente llegaré a la conclusión de esto, que también es inicio, al mirar mi buzón vacío, el móvil sin sonar y sin llamadas perdidas, mi contestadora con la memoria limpia, y ambos lados de la calle con desconocidos que vagan hacia su hogar o buscando vicios que los distraigan de su ya de por sí viciada y vacía vida, pero otra vez tendré que ser paciente: esperar.

Y cada pedacito que lo que soy se ha ido yendo, con el aire, con el agua, en la tierra y muchos trocitos más en las cosas que toco. ¿Cómo alcanzar la redención con un cuerpo, alma y mente impíos? Quisiera poder salir a buscarla como los demás buscan sus vicios, y no solo quisiera salir a buscarla, quisiera de verdad encontrarla, estar de nuevo vivo y sentir mis pasos, ver mi mirada, oler mi propia vida, no la podrida existencia que siempre piso, huelo y siento. Correr, abrir la bocota, gritar y mover los brazos ¿por qué no volar? y después de todo eso, solamente derrumbarme pesadamente en cualquier rincón, hasta llorar del todo mis ojos, desgastarlos hasta que se me vacíen y llore sangre. Y dejar de esperar, dejar de esperar de una sola vez.

Por ahora ya comienzo a temblequear, me puedo imaginar como perro en periférico, pero armado de valor, de valor para cruzar, y hacer el intento de detener los carros, volar una y otra vez, perder una pata y un pedazo de abdomen, pero no claudicar. Ora ya soy perro muerto... Eso me pasa por no aprender a esperar...

Uno nunca sabe...