8.1.06

Horas. (dedicado a Rageforst)

Cada vez que miro desde la ventana las personas de afuera ríen, conversan y pasan como una cosa normal. Yo solamente puedo pasear de un lado a otro, recargarme en la fría separación sin saber concretamente que es. Me da miedo pensar en lo que sucederá pronto.

El odio se está cocinando, las personas piensan que la paz es eterna, pero no es así. Pronto habrá un porqué para las estúpidas explicaciones de portarse bien y mirar en todas direcciones antes de cruzar la calle. Pronto habrá algo a lo que de verdad habrá que temer...esto estará suelto y libre.

Ahora ya puedo hacerlo, mato y arranco hebras de carne viva aún, la sangre se te helaría de verme jugueteando con los ojos aún calientes arrancados con las uñas de un impresionantemente fácil de despedazar señor regordete, pero no creo que te moleste verme arrastrando un palpitante corazón que sigue conectado a su sistema original, me resulta incluso gracioso la manera en que el carmesí sale a chorros de diferente magnitud cada vez que este pedazo de carne se contrae; estoy haciendo todo esto porque mi prisión me permitió salir a jugar, a tomar el aire y a hacer amigos.

Que bien se siente estar de nuevo afuera, convivir como la gente normal y hacer piruetas entre los pellejos porosos y brillantes al sol. Es única la sensación que da el cabello acariciado sin la dureza excesiva del cráneo pegado al cuero; esta violencia paga el largo rato de observación que has hecho hacia mí, yo indefenso de tu lacerante mirada dispuesta a disparar una oleada de carcajadas cuando ves que tu normalidad no me corresponde, que tu mundo no está hecho para mí y que las cosas que tu disfrutas no serán siquiera de mi agrado...Ahora espero que te hayas dado cuenta ya de que esto solamente es mi sueño... La realidad es otra.

Es como si no estuviera aqui, casi como si pudiera ver desde lejos la acción y medir desde fuera que tan necesario o innecesario resulto para que el mundo continúe girando. Desde fuera observo cuán miserable soy en mi propia existencia, veo que no tengo manera de escapar de mi propia vulnerabilidad humana que me atrapa y me consume como simple y desechable producto de la disfuncionalidad de la vida.
Y de cualquier manera las cosas no cambian, mis minutos seguirán pasando, furiosos y conscientes de mi necesidad por que pasen rapidamente. Y no puedo aún darme cuenta quien me robó ni el porqué.

Y mientras estoy de pie aquí recargado en este frío y grueso separador, divago sobre esta y mil cosas más que tengo por hacer. Tolero a tus hijos mayores que se refieren a mí como fenómeno, como error natural... en mi sueño ligero los imagino color púrpura y me complacen los gestos y ruidos de dolor que susurran sin fuerza ya... Ahhh! menuda sorpresa, la aldaba de seguridad se deslizó otra vez...

Uno nunca sabe...