17.10.05

Mala.

Maldita sensación de estar atrapado entre cientos de cabezas, poder casi oler sus pensamientos, saborear sus dececpiones y disfrutar sus fracasos; es lo único motivante durante la calurosa y pestilente estancia. Maldita sensación de contacto con la animalidad reunida a borbotones, cincuenta a la izquierda, cincuenta a la derecha, cincuenta de frente y cincuenta detrás, maldita sensación.

¿Y cómo compartir esto? A sabiendas que el sudor y los aromas se mezclarán, las manos confluirán a un mismo punto y las piernas se entrecruzarán inmundamente con una falta de sentimiento que nos librará de culpabilidad; y, desgraciadamente al final todos seremos parte de esa masa deforme, de esa unión forzada e injusta de cuerpos a la cual jamás quiero pertenecer, aunque tendré que repetirlo muchas veces más.

Pronto, ya pronto será hora de olvidar todo esto, pronto será hora de desprenderse de esta sensación y, sencillamente recordarla como una mala pasada. Pronto la maldita sensación pasará a la historia, menos años por vivir cada vez, menos penas por pasar, cada vez.

Y aunado a esto, la musicalidad del momento. La torpe melodía producida por el murmullo ciego y desentendido de la muchedumbre, el taladrante paso de una conversación a otra, la falta de sentido de esta y aquella parte, el reclamo y la disputa de una pareja condenada a la extinción desde antes de estar realmente unida; una sangrante exigencia del bebé en brazos que no sabe el destino reservado para él durante el muy largo camino a casa... Pobres bestias pensantes que no llegarán más allá de donde las narices señalan... Pobres nosotros que estaremos aquí, durante este infierno en vida, y más pobres aún los que lo odiamos (la odiamos) y debemos tratar con él a diario (con ella a diario).

Uno nunca sabe...

8.10.05

Vuela.

Te sentí al despertar, imaginé mi olor confundido con el tuyo. Te ví fundida con las estrellas y admiré el porte con el que te mecías de un lado a otro; ese pueril balanceo de niña lechosa, blanda y etérea... y desgraciadamente la somnolencia matinal desapareció, y tú con ella. No quedó más remedio que aceptar tu partida, deseando que la noche entregara aunque fuera un pequeño sueño de tí.

Sabías que jamás podrías estar lejos de mí, sabías que los días no serían lo mismo y menos aún las noches. Pudiste marcharte, pero no alejarte de mí. Mis lágrimas sabían a la sal de tu cuerpo cuando estabas por completo empapada, mis lágrimas escurrían (y escurrirían por más tiempo) y te mojaban aún más... Sabías que eras mía...

Nunca hubiera sido capaz de imaginarme que el arte de las musas diera y quitara tanto, que arrastrara consigo desgracia y dicha a la vez; no pensé que la música te acercaría a mí para después llevarte de mi lado para siempre... nunca lo pensé así, nunca lo pensé de ti...

Y esta mañana que te volví a oler, supe que estarías siempre aquí... esta mañana supe que, al igual que yo, tu me olerías cada mañana, me desayunarías, respirarías y pensarías cada día del resto de tu vida... y me sentí confortado porque supe que al menos tendríamos algo en común. Supe en ese momento de lucidez que aunque estuvieras haciendo el amor con cualquier ángel de voz, cuerpo y facciones perfectas, me sentirías solamente a mí y a nadie más que a mí. Que gritarías mi nombre en silencio, manifestándole un falso “te amo” cuando te sintieras desfallecer. Supe que estaría dentro de ti, en un lugar donde jamás alguien había llegado, ni llegará. Y todo esto lo supe porque lo aprendí de ti, porque sabes que haré lo mismo y sabes que todo será diferente en apariencia, pero seguirá siendo exactamente lo mismo dentro de nuestro corazón...

Uno nunca sabe...

1.10.05

Regresión.

Mentiras que hoy afectan nuestras vidas, son esas pequeñeces que no tomamos en cuenta hasta que de verdad representan un problema. Mentir o no mentir es algo que encierra una capacidad extraordinaria de organización, mentir o no mentir presenta e grave problema de decidir cuanto daño hacer a la persona engañada.

"Si esta vez no me hubieras engañado, confiaría en ti...," "alguna vez aprenderé a no mentir...," "me mentiste otra vez...," "Me engañaste totalmente!" Frases célebres con las que denotamos alegría o tristeza de haber caído; sin embargo nunca hay un punto en el que la mentira no nos afecte, siempre estaremos expuestos al engaño y a veces será lindo recibirlo, pero otras veces será doloroso saber que las cosas no son lo que pensamos.

Y una y otra vez volveremos a entrar en el juego, estaremos a expensas de creer o no en la persona e invariablemente estaremos en la situación de víctima, una y otra vez. Ese maldito proceso de no creer es demasiado difícil, es propagar una enfermedad de escepticismo que a final de cuentas no rendirá frutos, terminaremos siendo embaucados por el primer fulano o fulana que se nos plante enfrente.

Nunca volvería a creer en eso, nunca volví a creer en ti, nunca confié en ustedes, no me creí eso, no puedo creerlo... varias frases que quisiera escuchar de mis labios, en una situación real, no en un momento de reflexión. De cualquier forma ahora estoy aprendiendo del modo doloroso todo lo que hay que saber acerca del engaño...

Uno nunca sabe...