15.9.06

Toluca.

Es la ciudad que más recuerdos me trae y la que más quiero. Los dulces de noviembre son tan deliciosos, las frutitas de pasta, los limones rellenos de coco, los chilacayotes cristalizados que me dan asco, igual que todas las demás frutas cristalizadas. El clima es perfecto, frío con un poco de sol por la tarde y frío de nuevo en la noche; cada persona que hallas siempre tiene una sonrisa y una indicación correcta.

Nunca he podido hallar las palabras correctas que pudieran describirla, pero seguramente la velocidad estaría allí. En alguna ocasión escribiré desde allí, la he abandonado mucho los últimos meses, un error que debo enmendar. Es extraordinario que para llegar a ella prefiero pasar enfrente del cerro de chocolate, además de que prefiera tomar un Ameyal de limón o sangría, en vez de un Jarrito rojo. El olor de la ciudad es diferente a todo, los parques no son como los demás parques del centro de México, allí de verdad puedes ir a relajarte, leer, dormir o simplemente ver pasar el tiempo; la tranquilidad también estaría entre las palabras para describirla, contrastando, casi casi chocando con velocidad.

Espero que cuando sea grande me vaya a vivir allá, o que al menos pueda seguir yendo continuamente.

Uno nunca sabe...