27.5.08

Que si te extraño?

No, no pienso en ti cada mañana y tampoco pienso en ti cuando me tomo un trago de leche fría. Tampoco pienso en ti cuando huelo tortillas quemadas ni cuando se me antoja un sándwich de salchichas y papas. No pienso en ti para nada en todo el día, ni siquiera cuando (debo confesar) envidio una mirada embobada de una enamorada que no puede dejar de mirar los ojos de su objeto del deseo.

Crees que sigo extrañándote? Para nada, ni siquiera cuando mis dedos, de nervios, toman el auricular y llaman a tu número y luego lo azotan como si quisieran partir el aparato a la mitad. Tampoco te extraño cuando te escribo mensajes y los borro por no saberme el número de tu móvil; y es más, ni creas que eres lo suficientemete importante como para que te extrañe cuando escucho anuncios de la tele, música en el radio o próximas presentaciones de los artistas que solíamos planear ir a ver. Extrañarte yo? Para nada!

Te atreves a asegurarme que te extraño? Estás perdida. Que ni siquiera te pase por la cabeza creer que extraño tus labios pegados a los míos y que hacían que se me olvidara la hora y el día y el año en que vivía. Uffff... No, no, no te estoy extrañando cuando quiero abrazar mi almohada y besarla y decirle que es lo mejor que me pasó en la vida, tú? ni por equivocación. No te sientas tan importante como para pensar que extraño hacerte el amor cada noche antes de dormir y cada día al despertar.

Ni siquiera lo menciones... ya sabes que todo eso es más bien una mentira... no puedo evitar decirte que sí te extraño...

Uno nunca sabe...

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20.5.08

Asfixiante.

Es la soledad de la noche que te deja despertar y sentir el frío de madrugada, es el golpe seco que te da la cobija, ansiosa por más calor del que tu solo puedes generar, y que te sacude de arriba a abajo para recordarte que, efectivamente, estás solo. Y qué importa si ella se fue? No va a voltear para tenderte la mano y regresar con falsas ilusiones y un puñado de mentiras para dejarlas sobre la mesa del teléfono. Te falta la vida por no escucharla venir? Las cajas están apiladas y llenas de recuerdos, precisamente de recuerdos que no pasarán del montón del corredor. El polvo y las hojas secas se acumulan sobre el piso, y las dejas cotinuar allí, inútiles y estériles, del mismo modo que dejas correr el tiempo de tu vida sin volver a salir para sentir la luz del sol.

Una noche más, solitaria, llena de vueltas y enredarse con la cobija, huyendo de la frialdad de la sábana y esperanzado con la falsa sensación de aliento en la espalda desnuda y ansiosa de caricias; y la violencia del nuevo toque de la cobija que reclama por más calor y amenaza con enredarse en tu cuello para robar lo poco que podías darle. El aire falta cada vez más y las ideas fluyen cada vez menos, el vaso de agua que antes completaba el descanso nocturno, hoy no es algo más que otra trampa para no completar las horas que dura la ausencia de luz. Ahora ya no hay lágrimas que derramar sin agua bebida, solamente queda la sensación de vacío que carcome las entrañas y que pincha como una descarga eléctrica.

Y solía esperar (yo) que pensaras y decidieras volver (tu), para ser la fórmula perfecta que no deja lugar al frío nocturno (nosotros), quería convertir los colores secos y deprimentes en alegría y música. Voltear al espejo cada mañana para ver tu sonrisa por partida doble y duplicar mi felicidad, haber esperado una foto diaria por nueve meses hasta verte reventar en un alguien bello de los dos y compuesto de nuestras fibras; ese pequeño alguien que necesitara de nuestro calor para sentirse no solamente seguro, sino amado e iluminado ante las horas sin sol. Y mi sol (tu) se escondió tras de las cobijas, se llevó al lucero que aclaraba mis mañanas y nunca más volvió a salir.

Uno nunca sabe...

18.5.08

Es como... pero sabe a... y se siente como...

Ser un animal de compañía es una experiencia que no suena agradable ni por equivocación. Por más que uno piense que la vida quedaría resuelta y que las cosas serían mucho más fáciles al estar cerca de alguien que nos cuidará y nos consentirá... craso error... Nunca habrá nadie ni nada así. Y cuando uno piensa que es probable encontrar a alguien que llegue a hacer las cosas más fáciles, no pasa nada; cada vez que uno recuerda a alguien con quien puede contar (o al menos así lo cree), espera, espera, y no pasará nada... Me robaron el tiempo y me lo robaron bien, a la buena de dios... Me robaron y quisiera recuperar lo perdido, pero el tiempo no se paga ni se recupera, en lo absoluto...

Uno nunca sabe...